jueves, 1 de agosto de 2013

Železniki

Si este año no estoy dando mucho la brasa con mis rutas en bici no es porque no haya salido a montar. Sí es cierto que tal vez me ha costado más empezar, por falta de tiempo o dedicarme más a correr, pero ya dejé constancia por aquí del Triatlon Karavanke y de mi ascensión a Vršič. El caso es que tengo bastante trillada la región y me tengo que marcar etapones para hacer algo nuevo que me motive y que sea digno de mención en el blog. Y los últimos findes he gozado de más libertad para realizarlo, con dos cabalgadas de setenta kilómetros de diferente signo. La primera en esta entrada y la segunda para la siguiente. El segundo fin de semana de julio, además de ser las fiestas (ya lo dije en su día, algo diferentes a las de los pueblos de España) de Bled, también lo eran de otro pueblo grande de Gorenjska, de nombre Železniki. Esta localidad está a unos 35 kilómetros de Zasip. El camino a seguir es el mismo que pasa por Kropa y sube hasta Jamnik, esa iglesia que domina el valle del Sava. Hasta ahí las piernas ya se habían llevado un par de puertos no excesivamente duros y ya conocidos. Quedaba el camino a lo desconocido.

Antes era muy rata poniendo fotos. Apenas
dejé constancia en su momento de Kropa
Y lo mismo con la iglesia de Jamnik

Yo pensaba que al llegar a Jamnik ya todo sería bajada hasta Železniki, pero nada de eso, me quedaban unos cuantos repechos. Después de esto sí había una larga bajada hasta la capital del municipio cruzando un par de pueblos en la ladera, un curioso y moderno mirador e incluso un refugio de montaña en el que hice mi primera parada de avituallamiento líquido de las muchas del día. Železniki es un pueblo muy similar a Kropa, también encajado en un valle, rodeado de colinas y dedicado a la forja de hierro. Por eso su casco histórico tiene unos cuantos edificios antiguos dignos de ver. Especialmente destaca el alto horno que domina la plaza principal, único monumento de este tipo conservado en Eslovenia. Era domingo por la mañana y la verdad es que no había mucha gente paseando por los estands o visitando los museos con exposiciones del otro gran distintivo de Železniki: el encaje. En toda esta zona el encaje de bolillos se convirtió a finales del siglo XIX en la actividad típica de las mujeres mientras sus maridos se afanaban en las fraguas o en las minas. Cierto es que Železniki no es la localidad por excelencia del encaje, sino Idrija (algún día la visitaré), pero también se trata de una de sus grandes cunas. Ya había vistos muestras de ello y una vez más pude comprobar que algunas piezas pueden llegar a ser auténticas obras de arte. Después de apreciarlo y zamparme un bonito y caro medenjak, una galletita de miel también muy típica del país, me senté de nuevo en el sillín para el camino de vuelta. Y me esperaba lo más duro: desandar todo lo que había bajado. Fue una subida interminable hasta Jamnik, ya que se veía desde abajo todo lo que tenía que subir, y aunque parezca una tontería eso te mina la moral. Además hacía bastante calor y no había mucha sombra. Mal que bien conseguí terminar la subida de más de diez kilómetros, con una parte inicial muy tendida, unos kilómetros centrales muy duros y constantes y un final subibaja. Solo me quedaba lo fácil, pero el esfuerzo me acabaría pasando factura y me vino a ver el celebre Tío del Mazo. Pasado Kropa ya iba totalmente apajarado y a duras penas conseguí llegar a casa, sufriendo lo indecible en los repechos que me quedaban y haciendo alguna parada para intentar hidratarme y alimentarme en la medida de lo posible. A pesar de todo, al final mucha satisfacción, y es que por kilometraje y perfil fue lo más duro realizado en bici hasta la fecha.

El alto horno de Železniki
Aunque sea de marujas el encaje es bonito
Hasta en los lugares más recónditos
te puedes llevar grandes sorpresas
El medenjak decorado duró poco
Si así se veía desde arriba os podéis imaginar
cómo se veía desde abajo

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