jueves, 13 de diciembre de 2012

Špan(s)ka noč

Este sábado añadía una muesca más a mi biografía y había que celebrar una fiesta en casa, para juntarnos los amigos. Algunos españoles, bastantes eslovenos y un holandés. Por la mañana Monika y yo cruzamos (en autobús) media Liubliana, cubierta por los más de 20 centímetros de nieve que habían caído durante la noche anterior y con un vendaval importante. El destino era Leclerc, el único hipermercado francés en Eslovenia y que, consecuentemente, se parece bastante a mi añorado Carrefour. El objetivo era pertrecharse de condumio para el guateque. Y es que en Leclerc es el único lugar, al menos que yo sepa, donde se pueden conseguir algunos productos españoles. Por ejemplo, chorizo de Pamplona y queso manchego. Eso sí, a un precio nada bajo. Todo fuera por la causa. A estos manjares añadimos un par de tortillas de patatas, en cuya factura vamos mejorando. 

En casa se empezó a caldear el ambiente y se pasó bien. Pero lo mejor estaba por llegar. Una vez pasada la medianoche abandonamos el refugio y salimos a las calles bajo cero, lo que desembocó en una de las guerras de nieve más cruenta jamás vista. Nos pusimos finos. Y es que el trayecto a pie desde mi casa hasta Metelkova no es precisamente corto. El destino era Gromka, otro de los garitos de Metelkova. En este no había estado nunca, pero es muy similar a Menza pri Koritu. ¿Y por qué fuimos allí? Pues porque en este bar una vez al mes más o menos se celebra la "Špan(s)ka noč". Es decir, Mikel, uno de los españoles en Eslovenia, pincha música patria, desde rock hasta la pachanga más pura y dura. Siempre había querido ir, pero por a o por b, nunca se había dado la situación. ¿Qué mejor que hacerlo para celebrar el cumpleaños de uno? Llegamos ya pasada la una y nos recibió música de Ska-p o Soziedad Alkoholika. La cosa prometía, pues ya sabéis que este es mi tipo de música, pero fue decayendo, porque se fue pasando cada vez más al pachangueo. ¡Hasta sonó Shakira! Además, pedí Segismundo Toxicómano y no lo tenía (¡¿Cómo?!). Pero bueno, aún así no estuvo nada mal, se echaron unos bailoteos y por fin pude conocer esta fiesta, una institución para los españoles en Eslovenia. De hecho, había bastantes erasmus con la misma nacionalidad en su documento de identidad. A las tres y media, cuando chapaban, recogimos velas y fuimos a por el descanso del guerrero. Total, que se pasó de puta madre. Una pena que los amigos al otro lado de la frontera no pudieran estar también.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Berri Txarrak

No todos los días tiene uno la oportunidad de ir a un concierto de uno de los mejores grupos de rock del estado español en Eslovenia. Aunque no se trataba del primer concierto de un grupo de allí al que iba aquí. De hecho hace un par de meses estuve viendo en Rog a los segovianos, amigos de amigos, Entröpiah, grupo de grindcore con el que, extrañamente, no coincidimos en los escenarios cuando No me Jodas. Pero lo de Berri Txarrak era otra cosa. Es verdad que tampoco es que sea su mayor fan; en realidad, jamás he escuchado ninguno de sus discos entero. Pero sí muchas de sus canciones. Son el grupo más importante de rock en euskera, cosa que yo creo que es la que me echa hacia atrás a la hora de escucharlos más. Pero sus melodías y su intensidad son sencillamente espectaculares. Y eso es lo que tuve el privilegio de poder experimentar este lunes. Como uno de los grupos estatales con mayor reconocimiento internacional se han echado a las carreteras para recorrerse media Europa en dos o tres semanas, a concierto por día. Y la parada del lunes 3 de diciembre era el bar Orto de Liubliana, sin duda el mejor garito de rock de la capital (a pesar de su nombre). Y he dicho privilegio porque apenas éramos 20 personas en la sala, la inmensa mayoría erasmus vascos. Eso sí, también había un personaje de esos que se te graban a fuego en la memoria: un hombre esloveno de cierta edad ataviado con la camiseta y la bufanda del Athletic coreando consignas abertzales entre canción y canción. Hasta los del grupo se descojonaban. En teoría había un grupo de metal esloveno como teloneros, de nombre Inmate, pero yo creo que no tocaron, porque no había ni rastro de ellos. El caso es que no lo sé, porque yo trabajaba hasta tarde y apenas medio minuto después de pagar la barata entrada de siete euros y pasar a la sala los vascos comenzaban. Sería una hora de intenso repertorio y un buen show, con sus canciones más populares e incluso con algunas palabras en esloveno, gesto digno de elogiar. Era su primera vez en el país y para mí fue un conciertazo. Hubo una comunión total con el público. A mí al día siguiente me dolía el cuello, dato inequívoco de que fue un buen concierto. Me lo gocé bastante e incluso me metí en un minipogo que se formó, lo cual no hacía desde tiempos inmemoriales. ¡Así da gusto matarse a currar un lunes!


domingo, 2 de diciembre de 2012

Slovenski knižnji sejem

La semana pasada, de miércoles a domingo, se celebraba la ya vigésimo octava edición de la Feria del Libro Esloveno. Años anteriores no recuerdo haber visto carteles publicitarios de ella, o tal vez por un ojo me entraron y por el otro me salieron. El caso es que esta vez sí que reparé en ellos y, como me encantan los libros, no podía dejar pasar la oportunidad. Me encantan los libros, pero soy un rata para gastarme dinero en ellos. ¿Para qué están las bibliotecas si no? La feria tenía lugar en Cankarjev Dom, un espacio multiusos en el centro de Liubliana que ya he mencionado en alguna ocasión. El miércoles había una presentación del último libro de Žižek traducido al esloveno, pero no estoy seguro de si pertenecía a los actos de la feria. Quería ir, pero había que pagar cinco euros, lo cual me parecía un insulto. Así que otra vez será. La feria combinaba la exposición de nuevas publicaciones de numerosas editoriales eslovenas y la celebración de diferentes actos culturales. Nosotros nos acercamos el sábado. Eran tres plantas repletas de estands de librerías o editoriales. Estaba bien: muchísima gente y buen ambiente, pero prácticamente todo eran nuevas publicaciones, y la verdad es que a mí eso me interesa tirando a poco. Siempre he sido más un lector de clásicos. Así que por esa parte resultó un poco decepcionante. El día se cerraba con una charla con Boris Pahor. No nos quedamos hasta el final, porque estábamos de pie y además a mí se me hacía un poco difícil seguir su discurso, muy interesante pero con muchas divagaciones. En cualquier caso una experiencia espectacular escuchar y ver de cerca a una persona de ¡99 años! que estuvo en campos de concentración nazis. Y si bien es cierto que no me compré ningún libro para progresar con mis lecturas en esloveno, al día siguiente la situación cambió. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.