martes, 6 de agosto de 2013

Šmarjetna gora

No confundirla con Šmarna, aunque Šmarjetna es a la ciudad de Kranj lo que la primera a Liubliana. Tienen características sorprendentemente similares. Seguro que ya habré dicho (y repito que alguna vez le dedicaré una entrada) que Kranj es la cuarta ciudad del país y "capital" de la región de Gorenjska, a medio camino entre Liubliana y Bled. Su monte también se sitúa en la cuenca del Sava y se eleva, con sus 646 metros, de una manera imponente sobre la ciudad. Šmarjetna es un punto de fácil referencia en muchos kilómetros a la redonda, por su altura y su soledad. Al igual que Šmarna se encuentra en el límite de la ciudad, pero al ser Kranj más pequeña queda muy cerca del centro, con lo cual las vistas sobre ella son mucho más espectaculares. Por supuesto, hay una iglesia en la cima, pero la verdad es que es poco destacable. Junto a ella lo único que se puede encontrar es un parking, un mirador (con obvias y espectaculares vistas sobre la inmensa cordillera de Karavanke, la no menos pequeña cuenca del Sava y en general prácticamente toda la región de Gorenjska) y un hotel en decadencia. Supongo que también es un lugar al que subir haciendo senderismo o simplemente a tomar algo para los habitantes de la localidad, pero lo cierto es que cuando fui, a pesar de ser domingo, solo pude ver unos pocos ejemplos de ambos tipos.

Šmarjetna gora dominando Kranj

Una semana exacta después de ir a Železniki me marqué otro etapón, como ya dije de otros setenta kilómetros. Desde Zasip puse rumbo a Kranj, recorrido que ya hice una vez el año pasado pero del que no dejé constancia escrita. Es una ruta hacia el este con un poco de todo: llano, subidas y bajadas, tanto al descubierto como por entre bosques. Eso sí, casi siempre cruzando pueblos encajados entre el río Sava y la autopista de Gorenjska. Llegar a Kranj no presenta mayor dificultad que la de la distancia. Por eso, esta segunda vez quise ir un poco más allá y escalar el monte de Šmarjetna, donde nunca había estado y siempre me había apetecido disfrutar de las vistas que me imaginaba y que cumplirían las expectativas. Como nunca había estado no sabía muy bien a que me iba a enfrentar. Esperaba algo más de dos kilómetros con cierta pendiente, pero lo que me encontré fue mucho más duro de lo que pensaba a priori. Y es que la pendiente rondaba en torno al 15 %, sin descanso en ningún momento. Si a esta increíble dureza le sumamos una temperatura en torno a los 35 grados, el día más caluroso de todo el año hasta la fecha, obtenemos el cóctel perfecto para dar lugar a la mayor derrota que me he llevado en los últimos tiempos. Podría haberme esperado tales rampas, teniendo en cuenta la diferencia de altitud en tan poco recorrido, pero no. Cuando llevaba un kilómetro aproximadamente decidí echar pie a tierra. No es que no pudiera más, pero con el calor que hacía no quería hacer el tonto. Descansé y volví a montarme. Os podéis hacer una idea del desnivel si os digo que al arrancar se me levantó la rueda delantera. Esperaba que la pendiente aflojara, pero nada. Con esas, pronto me volví a bajar y decidí continuar el resto, la mitad de la subida, a pie, sudando una barbaridad. Simplemente no pude con ello. Por muy en forma que esté esa pendiente aún es demasiado dura para mí. Necesito bajar de peso, una bici mejor o salir con más asiduidad. Si consigo vengarme algún día ya os lo diré. Eso sí, las vistas merecieron el esfuerzo. Y para que me creáis os dejo un vídeo que grabé y con una foto, aunque por desgracia no se puede apreciar en todo su esplendor, por la cámara del móvil y el aire gris después de tantos días sin lluvia.

Kranj

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