sábado, 10 de agosto de 2013

Stol

2.236 metros son los que le sirven a "la silla" para ser la cumbre de Karavanke. Stol tal vez sea la montaña más bonita y más imponente que haya visto nunca. Eso sí, desde el lado esloveno (los austriacos la llaman Hochstuhl y su perfil es totalmente irreconocible). Esté en Bled o en Liubliana es una referencia en el horizonte. Verlo me hace sentirme en casa. Tanta admiración ha tardado demasiado en convertirse en una visita, pero más vale tarde que nunca. Al tener unas dimensiones enormes hay numerosos caminos hasta su cima. Nosotros decidimos empezar en Završnica, a 640 metros sobre el nivel del mar. Podíamos haber subido con el coche hasta Valvasorjev Dom, el primer refugio del camino a 1.181 metros (y que debe su nombre al más importante científico esloveno de la Edad Moderna), pero no nos apetecía meterlo por caminos. Algo menos de una hora tardamos en subir hasta este refugio. Allí hicimos un primer descanso y cogimos el camino de Žirovnica (Žirovniška pot), el más antiguo y popular para subir a Stol. Caminábamos con ganas, subiendo y subiendo, a veces entre el bosque y a veces atravesando claros. Con el paso del tiempo las vistas empezaron a ser espectaculares. Se veía de manera grandiosa el lago de Bled, todo el valle del Sava e incluso hasta Kranj y Liubliana. Más arriba las vistas serían aún más espectaculares, gracias a la enorme tormenta que había caído la noche anterior y había limpiado el aire. No estaba todo gris como había visto solo dos días antes desde Šmarjetna. Bien pasadas ya las dos horas de caminata las piernas lo empezaron a notar. Las pausas se hicieron más habituales y el andar más monótono, casi aburrido. La senda parecía no terminar nunca. Por fin llegamos a la zona desnuda de vegetación, pero aún así la cima no aperecía por ningún lado. Esta parte se hizo realmente larga, con mucha pendiente y caminando entre piedras. Subimos un poco más. Ahora ya no había ni un mísero arbusto. El viento soplaba una barbaridad, tanto que te empujaba y sentí algo de miedo. Hicimos un último esfuerzo para en cuatro horas llegar a Prešerenova Koča, el refugio de montaña situado a la sombra de la más baja de las dos cimas que tiene Stol y dedicada al más grande poeta esloveno. La cumbre se divide en dos pequeñas cimas separadas por un pequeño valle. La más baja recibe el nombre de Mali Stol y la verdadera el de Velik Stol (algo tan sencillo como pequeña y grande, nombre este último que es el que le dan los vecinos del norte en su idioma). Allí, a 2.193 metros de altitud pero a refugio del viento, disfrutamos de un largo y merecido descanso, dando cuenta de nuestras provisiones y disfrutando de las vistas. Al ser entre semana había poca gente. Mientras descansábamos también pudimos echar un ojo al libro "Stol, mogočni sosed" (que podríamos traducir por "La Silla, poderosa vecina"). Tanto me gustó que después lo he sacado de la biblioteca y me lo he leído. A través de antiguas imágenes y relatos cuenta la historia del alpinismo en esta montaña y más concretamente de este refugio, construido por primera vez en 1910, quemado por los eslovenos durante la Segunda Guerra Mundial para que no lo usaran los nazis y puesto en pie de nuevo en 1966. Una vez recuperados, hicimos en quince minutos el asalto final a la cima. Frontera con Austria, proporcionaba también espectaculares vistas sobre su región de Carintia. La altura y la pendiente se empezaban a notar, así que comenzamos a bajar, deseando poner pie en una tierra algo más firme. La bajada se hizo larga, pero las piernas agradecieron mucho posarse al fin sobre territorio plano, después de haber estado prácticamente ocho horas en duro funcionamiento.

Solo me incorporé en la cama para ver mi destino al despertar
Empezando con ganas
Valvasorjev Dom
Un alto en el camino
Pues sí que está esto alto, ¿no?
No hacen falta comentarios
¡Un poco más!
Homenaje a un caído en la lucha contra los nazis
Prešernova Koča
Pan comido

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