sábado, 25 de mayo de 2013

Velenje

Otra de las excursiones de estos días fue a Velenje, oficiosamente la ciudad más fea del país. A este calificativo han contribuido una serie de características especiales de la quinta ciudad del estado, con en torno a los 35 mil habitantes. Se trata de la ciudad más industrial de Eslovenia, principalmente conocida por las minas de carbón explotadas desde 1875. El inicio de su explotación fue lo que motivó el crecimiento de la población con la llegada de muchos trabajadores. Una muestra de su carácter obrero es que en la década de los 80 se llamó Titovo Velenje en honor al líder yugoslavo tras su muerte (cuya efeméride, por azares del destino, es hoy). Claro está que en Velenje todo gira en torno a la minería y visitar la mina antigua, la más grande del país y hoy convertida en museo, era nuestro objetivo. Por eso no pisamos el centro de la ciudad, pero desde el autobús pude ver el castillo, probablemente única cosa destacable entre los numerosos bloques de pisos. En el museo nos recibieron los propios mineros, que nos ofrecerían una visita guíada tanto por fuera como por dentro. Fuera pudimos ver los tres lagos artificiales que han aparecido como consecuencia de la extracción de carbón, que ya han hundido alguna aldea y siguen creciendo. En algún momento se llegarán a unir para superar a Bohinj como el lago esloveno más grande. Hace años sus alrededores por lo visto eran horribles, pero en los últimos años se están llevando a cabo tareas de acondicionamiento y en una parte te puedes incluso bañar. También se puede encontrar un campo de golf y el estadio del NK Rudar, el club de fútbol de la ciudad que milita en la primera liga nacional. No lo fotografié para que lo vierais, pero un estadio de la máxima división con una sola pequeña tribuna resulta un poco ridículo para una persona en cuyo país de origen el fútbol es el deporte rey de los tontos. Otra cosa que pudimos ver a lo lejos fue la fábrica de Gorenje, otra de las grandes industrias de la ciudad. Gorenje se dedica a la producción de electrodomésticos, siendo una de las grandes empresas eslovenas y con cierta presencia en el mercado internacional. Aún recuerdo la sorpresa que me llevé en mi piso de alquiler en Salamanca al descubrir que el frigorífico era Gorenje. Por cierto, Gorenje da nombre y patrocina al equipo masculino de balonmano de la ciudad, dominadores de la liga nacional en los últimos años y con una importante presencia en las competiciones europeas. Y lo que es imposible de no ver en los alrededores es la central termoeléctrica de Šoštanj, la más grande de Eslovenia y que produce en torno a un tercio de la energía que necesita la red eléctrica del país. Šoštanj es una ciudad pegada a Velenje en la que todo gira respecto a la central, que es la que se nutre actualmente de los más de 50 kilómetros de minas de carbón.

El castillo de Velenje a lo lejos

Velenjsko jezero, el lago más grande de los tres
Futbolistas del NK Rudar entrenando
en sus modestas instalaciones
La imponente fábrica de Gorenje
Pero más imponente es la central termoeléctrica

Una vez entrados en situación nos dispusimos a bajar a las entrañas de la tierra. Para ello nos servimos del ascensor más antiguo de Eslovenia, aún en funcionamiento y que con dos plantas baja a una velocidad considerable a 125 metros de profundidad. Nunca había estado en una mina y la experiencia fue más que interesante. Lástima que no se pudieran bajar aparatos electrónicos para plasmarlo en imágenes. Lo primero que me llamó la atención fue el olor del aire, con su mezcla de diferentes gases, y las corrientes de viento generadas para mantenerlo lo más respirable posible. Para la visita hay que pertrecharse como un minero, con el casco, la chaqueta y el almuerzo típico. La visita esta dividida en dos partes. A través de la mina antigua, con sus pasillos de madera, te guía el famoso escritor esloveno Anton Askerč, quien dejó por escrito la dura vida de los mineros hace más de 100 años. Después se puede visitar la mina moderna, con su maquinaria más actual y su tren para transportarse. Prácticamente dos horas estuvimos bajo tierra, descubriendo que incluso en los lugares "feos" hay muchas cosas interesantes por descubrir.

La estructura sobre tierra del ascensor
El antiguo ropero de los mineros

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