martes, 1 de octubre de 2013

Un Pape swingdigente


Cualquiera que haya vivido fuera de su lugar de origen comprenderá el valor de una visita. Y cualquiera que me conozca un poco sabrá que me gustaría tener más. Supongo que se debe a varios factores. Primero, que ya vamos teniendo una edad y cada uno va a lo suyo, incluido yo mismo. Y también es importante la gran mierda que son las conexiones con Eslovenia. Tanto en el mes de junio como en el de septiembre he tenido el placer de compartir unas horas con el Pape, aquella persona con la que hace ya bastantes años creé el sueño de No me Jodas. Curioso que haya pasado por aquí dos veces tan seguidas y curioso que las dos veces haya sido por escasas horas. Pero todo tiene su explicación. Si a alguien le sirvió de algo nuestra experiencia punk fue al Pape, pues gran parte de su vida actual se deriva del aprendizaje de aquella historia. Nunca para quieto y siempre está metido en alguna. Y con lo que está liado últimamente es con un grupo de artistas callejeros madrileños que se llaman Swingdigentes, haciendo de conductor, cámara, pipa y lo que se tercie en las giras europeas que se están marcando. Giras que se han dirigido principalmente a los Balcanes. Y de ahí que hayan pasado por Eslovenia, cruce de caminos obligatorio para llegar a la península balcánica. La primera vez fue a finales de junio, en donde en poco más de ocho horas en el país pudimos charlar un poco, darles cobijo a unos cuantos en mi antiguo piso e ir a un taller a cambiar una rueda. Prometieron parar con más tiempo al volver, pero el cansancio de los días fuera de casa al final no se lo permitió. Pero han cumplido su promesa en septiembre, quedándose un par de noches. Pude disfrutar una tarde con Pape y los Swingdigentes, muy buena gente. Paseamos por una Liubliana con gran ambiente, pues ese mismo día se inauguraba el Eurobasket. También fuimos testigos de una pelea entre artistas callejeros en la plaza de Prešeren. Y acabamos cerrando la noche en un concierto de jazz en Celica y en el Jalla Jalla de Metelkova de manera inmejorable. Fueron pocas horas, pero las exprimí al máximo. Una pena que los Swingdigentes no se marcaran ningún espectáculo, aunque curiosamente los vi una vez en su plaza de Ópera de Madrid cuando estuvimos allí con los padres de Monika, sin conocerlos de nada entonces. Estoy seguro de que el camino les volverá a guiar aquí y a la próxima darán un paso más y se presentarán al público esloveno. Y yo encantado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario