sábado, 26 de octubre de 2013

Frididi

No es esta una de las entradas que estaban esperando a ser publicadas. Pero la vida casi siempre sigue sus propios designios. He pasado una semana complicada, porque Frida, nuestra gata, desapareció y no volvía a casa. No era la primera vez que se iba por unos días, pero esta vez desde el principio lo sentí diferente. Yo no soy mucho de estas cosas, pero cuando salía al patio sentía un vacío horrible. Algo me decía dentro que Frida ya no estaba. Pese a que la esperanza es lo último que se pierde, yo ya había aceptado la realidad. Hoy un familiar nos ha dicho que vio su cuerpo cerca de casa. Hemos ido a buscarlo, pero ya no estaba. No tenía ni cuatro años y su vida iba paralela a la mía en común con Monika. Llegué a conocer a su gato anterior, Ferdinando (que murió atropellado al lado de casa), pero muy poco. Frida era mi primer gato, mi primera mascota de verdad. Y tenía características que le hacían única. Echaré de menos cuando se me acercaba y se frotaba contra mí, cuando me chocaba los cinco o cuando se me ponía alrededor del cuello. Y cuando la llamábamos desde el balcón y venía corriendo alegre, sin importar lo lejos que estuviera. Incluso cuando me arañaba, porque tenía carácter. Los días han pasado y la he podido llorar y seguir hacia adelante. De hecho, ya tenemos un nuevo gato, algo para lo que ni yo ni él estamos preparados emocionalmente. Se pasa el día escondido. Quién sabe si será lo mismo que con Frida. Hasta siempre, gatito.




No hay comentarios:

Publicar un comentario