domingo, 17 de febrero de 2013

Mestni Muzej Ljubljana

Y el día de Prešeren también había que aprovecharlo. Hacía mucho tiempo que no visitaba ningún museo y todavía hay algunos a los que tengo bastantes ganas. Pero uno menos en esa lista, ya que el museo de la ciudad de Liubliana fue el que vimos de manera gratuita (de otra manera cuesta 4 euros) para el 8 de febrero de este 2013. La institución no sólo gestiona el museo principal, sino que también tiene el control sobre otras galerías y pequeñas colecciones, como la muralla romana de Emona (nombre romano de Liubliana) o el memorial a Oton Župančič en la biblioteca del mismo nombre, mi segunda casa en Liubliana. Estuvimos más o menos una hora paseando por las modernas instalaciones del antiguo palacio de los condes de Auersperg, del siglo XVIII, en el centro de la ciudad y que sirve como sede del museo. Me habían hablado bien de él y se cumplieron las expectativas. Había menos gente de la que esperaba, y eso contribuyó a una grata visita. No es un museo muy grande, pero creo que tiene las dimensiones perfectas para disfrutarlo. Y tampoco tiene una colección abrumadora, pero sí que tiene objetos muy interesantes de la historia eslovena y especialmente de la ciudad de Liubliana. Y de todas las épocas, si bien de las edades antiguas y medievales los objetos expuestos son más pobres. Lo único que no me gustó mucho fue la forma en la que están expuestos los materiales, por temas en lugar de algo más cronológico. Además, obviamente tiene exposiciones temporales. En este caso se trataba de una buena colección de bustos de personajes importantes de la historia eslovena de los dos últimos siglos. Respecto a la colección permanente, lo que más destaca son diferentes decoraciones y objetos del gobierno de la ciudad, tanto actuales como históricos, cosas de la época de las guerras mundiales o un cuadro de Julija Primic, la musa de Prešeren. Fue un placer ver cosas de las que había leído antes. Por ejemplo, se puede ver el busto del emperador austrohúngaro  Francisco José que antes decoraba una de las plazas de Liubliana. Y también lo fue aprender cosas nuevas, como que el general Radetzky (sí, el de la famosa marcha) vivió en Liubliana, en el palacio del parque Tivoli. De hecho fue él quien lo convirtió en un parque público. Os invito a descubrir todas estas cosas por vosotros mismos.

La entrada al palacio de los Turjak, como llaman
a los Auersperg los eslovenos

Restos de la alambrada con la que los
fascistas italianos cercaron Liubliana

El dragón que le da sentido a todo
aún bajo dominio imperial


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