domingo, 19 de diciembre de 2010

Prostovoljec v Gorišku Brdu

Y para terminar de ponerme al día, os voy a contar el fin de semana pasado. Aunque fue más que un fin de semana, fueron cinco días en Goriška Brda, que es un municipio en la frontera con Italia. Aquí los municipios funcionan bastante diferente. El poblamiento en Eslovenia es bastante disperso. El 66 % del país está cubierto por bosque, por lo que cuando hay claros siempre hay casas, que suelen estar alejadas bastante la una de la otra. Aquí se considera que cuanto más sóla esté tu casa, mejor. Por eso hay muchísimos pueblos, de mayor o menor tamaño. Y evidentemente, no todos los pueblos forman su propio municipio. De hecho, ninguno. Por lo que la división municipal se realiza con una agrupación de pueblos en torno al de mayor tamaño, formando algo que podría ser como una comarca. En el caso de Goriška Brda no sé exactamente, pero supongo que está en torno a los veinte pueblos o más, porque allí sí que los pueblos eran realmente pequeños. El trayecto lo hice en tren, y al final conocí a alguna de la gente que iba a hacer lo mismo que yo. El viaje fue larguísimo, con conexión en Jesenice incluída. Fueron alrededor de cuatro horas, que si bien no es tanto cuando vas a la otra punta del país sí lo es cuando el país es Eslovenia, que no tiene tantos kilómetros. Desde Ljubljana marché hasta Nova Gorica, capital de la región (Goriška) y una "ciudad" que quería visitar por su historia. Y es que está dividida en dos, una parte italiana (Gorizia) y otra eslovena, desde la Segunda Guerra Mundial. No ví más allá de la estación de tren eslovena, que está justo en la frontera, pero pude apreciar que todavía hay una valla que separa las dos ciudades en casi todas partes. Pero volveré con el buen tiempo, seguro. Por cierto, desde allí un taxi nos llevó, cruzando varios kilómetros por carretera italiana, hasta nuestro lugar de estancia.

Plaza de Europa, justo a la salida de la estación de tren de
Nova Gorica. Se construyó de manera conmemorativa en
2004, con la entrada en la UE de Eslovenia. Al otro lado, Italia



¿Y qué es lo que fui a hacer allí? Pues un curso de formación de voluntarios europeos como yo, recién llegados (aunque algunos ya llevaban aquí un par de meses). Desde el viernes al martes hicimos varios talleres, vimos algunos vídeos creados por antiguos voluntarios y dimos a conocer nuestros propios proyectos. Esperaba un poco más del curso, la verdad, pero fue una oportunidad genial para conocer a otros voluntarios y poner cosas en común. Supongo que les seguiré viendo a menudo y ojalá salgan adelante algunas cosas de las que se hablaron. Además, el sitio era precioso. Brda en esloveno significa colinas, (hay bastantes lugares en Eslovenia llamados así, de ahí que el nombre sea Goriška Brda) y estas colinas estaban totalmente cubiertas de parras, ya que la zona es totalmente vinícola. El lugar donde nos hospedamos era una especie de casa rural regentada por una familia que nos trató genial y comimos platos típicos de la zona, hicimos una degustación de los vinos fabricados por ellos, etc. También pudimos conocer a través de ellos más de la interesantísima historia del lugar. Me podría enrrollar muchísimo hablando sobre ello, pero tampoco es mi objetivo con este blog, así que si alguien está interesado en ello o que me pregunte o que busque por sí mismo en Internet, porque hay muchísima información al respecto. Sólo como curiosidad decir que el padre de familia era una de las cuatro generaciones consecutivas de su familia con diferente nacionalidad (su abuelo fue austríaco, su padre italiano, él yugoslavo y sus hijos eslovenos). Las casas de estos pueblos estaban llenas de pintadas en honor a Tito y a Yugoslavia. Hicimos un par de excursiones en las que pudimos ver más de esto. Especialmente vimos el pueblo de Šmartno, uno de los más importantes del municipio (nosotros estábamos en Smezatno), un pueblo típico medieval, con todas las casas en el interior de un recinto fortificado. Allí tuvimos una visita guíada bastante divertida.

Bandera yugoslava en una casa abandonada

Vuelvo a repetir, lo mejor de todo fue el lugar y echarme unas risas con gente nueva que están aquí en mi misma situación. Me parecía mentira estar en Eslovenia. No había nieve (por cierto, no nevaba desde hacía dos semanas y el blanco empezaba a desaparecer, pero hace un par de días la nieve volvió con ganas) y hacía muchísimo sol. Y la verdad, no está nada mal tener unas vacaciones pagadas en las que no te tienes que preocupar de nada, aunque tengas que compartir cama (sí, cama, no sólo habitación) con un húngaro. Como he dicho antes, volveré seguro a esta zona, es un lugar magnífico para montar en bici.

Vista de las colinas desde Kmetija Štekar, el lugar donde nos
alojamos. Al fondo, se veía brillar con el sol el Mar Adriático


A veces quiero contar tantas cosas por aquí que o se me olvidan, o me enrrollo o lo que sea. Espero no hacerlo muy pesado. Y si queréis ver más fotos de Goriška Brda (y también de Viena), para eso está el Facebook.

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