Vuelvo a bailar con dragones. O tal vez nunca lo dejé de hacer. A lo mejor incluso lo hacía más antes, de un lado a otro, malgastando tiempo, sin un refugio donde guarecerme. Ahora tengo mi pequeña torre, desde la que observo el más mínimo movimiento. Ya no es una cueva como antes, donde apenas veía la luz del sol. He pasado de las profundidades de la tierra a la altura de los cielos. He cambiado la oscuridad por la claridad. La extenuación por el descanso.
No hay mejor forma de volver a bailar con dragones que hacerlo con una de las bandas preferidas de uno, Bernays Propaganda. Volvían a Liubliana después de aquella vez y no me podía permitir perdérmelos. Ni el frío aterrador ni el incipiente constipado que hacía sus primeros actos de aparición y que dejó a mi compañera de faenas derrotada en la cama aplacó el deseo. Así, sólo y agotado después de una interminable jornada laboral, me subí a la bici en dirección a Metelkova. Tampoco la larga espera hasta la apertura de las puertas me hizo desistir. Por fin, Gala Hala, otro de los bares de Metelkova, abrió sus puertas, recién renovadas. Lo hacían por primera vez para mí, mostrando un más amplio espacio que aquel de Menza pri Koritu, aunque no tan amplio como yo esperaba. Los ocho euros que había supuesto la entrada empezaron a ser rentables cuando calentaron motores para las cien personas que habría la banda eslovena Paper Plane Crash, que a pesar de tocar solo media hora me agradaron con su autodenominado "disco crust". Poco después vendrían con su habitual energía los susodichos macedonios Bernays Propaganda. Hay que ser valiente para hacer una gira balcánica con la que caía, en plena ola de frío siberiano. Una hora estuvieron haciéndome contonear el cuerpo, intercalando gran cantidad de canciones nuevas con temas de sus dos discos. Después, pasada ya la medianoche, volví a subirme a lomos de una bicicleta para regresar a esa casa en la que había empezado a vivir apenas cinco días antes, ignorando las temperaturas inferiores a cinco grados bajo cero que reinaban en el ambiente. A esa casa en la que nos empezamos a sentir muy a gusto, a pesar de sus limitaciones espaciales y sus carencias. Desde ella dominamos un nuevo horizonte para nuestras vidas.
Joder tú, sacas poesía de la mierda. Vuelves a ser perspicaz como cuando te conocí
ResponderEliminarBuen post, he leído tu blog desde hace algunas semanas y es bastante interesante la vida allá en Eslovenia. Suerte con la ola de frío y con la nueva casa :D Saludos desde Chile.
ResponderEliminarGracias Luis. ¡Qué sorpresa! Sólo una pregunta, ¿cómo descubriste mi blog?
ResponderEliminarLo descubrí gracias a expat-blog.com :D
EliminarAjá, ahora lo entiendo ;D
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