martes, 10 de diciembre de 2013

Don Felipe

No es que me haya vuelto monárquico de repente, sino que así se llama el único restaurante español de Liubliana (y supongo que, por consiguiente, de Eslovenia). Su dueño, a diferencia de en otros lugares del mundo, no es de la España profunda. Es de Croacia. Uno de us cocineros antes sí era español, pero ahora no tengo ni idea. En su día pude trabajar allí como camarero, pero decidí continuar mi camino enseñando mi idioma. El restaurante es bastante modesto, no tiene una carta especialmente grande y salvo ocasiones especiales digo yo que tampoco se llenará hasta la bandera. Su localización no ayuda mucho, algo a las afueras del centro de la ciudad. Más de tres años me ha costado comer allí, a pesar de que tenía bastantes ganas de probarlo. Y debo decir, que sin ser nada excelente, es el mejor de los pocos restaurantes españoles que he probado en el extranjero, con mucho. Fuimos a comer bastante barato a través de uno de esos magníficos cupones que se compran por Internet, y nos tomamos una paella mixta que estaba bastante buena a pesar de un color un tanto verdoso. Acompañamos con una sangría que se dejaba beber y unas patatas bravas con una salsa un poco peculiar. No es lo que uno se encontraría en el bar de la esquina. No está mal reencontrarse con sabores (o al menos, platos) conocidos de vez en cuando.


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