2.236 metros son los que le sirven a "la
silla" para ser la cumbre de Karavanke. Stol tal vez sea la montaña más
bonita y más imponente que haya visto nunca. Eso sí, desde el lado esloveno
(los austriacos la llaman Hochstuhl y su perfil es totalmente irreconocible).
Esté en Bled o en Liubliana es una referencia en el horizonte. Verlo me hace
sentirme en casa. Tanta admiración ha tardado demasiado en convertirse en una
visita, pero más vale tarde que nunca. Al tener unas dimensiones enormes hay
numerosos caminos hasta su cima. Nosotros decidimos empezar en
Završnica, a 640 metros sobre el nivel
del mar. Podíamos haber subido con el coche hasta Valvasorjev Dom, el primer
refugio del camino a 1.181 metros (y que debe su nombre al más importante
científico esloveno de la
Edad Moderna), pero no nos apetecía meterlo por caminos. Algo
menos de una hora tardamos en subir hasta este refugio. Allí hicimos un primer
descanso y cogimos el camino de Žirovnica (
Žirovniška pot), el más
antiguo y popular para subir a Stol. Caminábamos con ganas, subiendo y
subiendo, a veces entre el bosque y a veces atravesando claros. Con el paso del
tiempo las vistas empezaron a ser espectaculares. Se veía de manera grandiosa
el lago de Bled, todo el valle del Sava e incluso hasta Kranj y Liubliana. Más
arriba las vistas serían aún más espectaculares, gracias a la enorme tormenta que
había caído la noche anterior y había limpiado el aire. No estaba todo gris
como había visto solo dos días antes desde
Šmarjetna. Bien pasadas ya las dos
horas de caminata las piernas lo empezaron a notar. Las pausas se hicieron más
habituales y el andar más monótono, casi aburrido. La senda parecía no terminar
nunca. Por fin llegamos a la zona desnuda de vegetación, pero aún así la cima
no aperecía por ningún lado. Esta parte se hizo realmente larga, con mucha
pendiente y caminando entre piedras. Subimos un poco más. Ahora ya no había ni
un mísero arbusto. El viento soplaba una barbaridad, tanto que te empujaba y
sentí algo de miedo. Hicimos un último esfuerzo para en cuatro horas llegar a
Prešerenova Koča, el refugio de montaña situado a la sombra de la más baja de
las dos cimas que tiene Stol y dedicada al
más grande poeta esloveno. La cumbre
se divide en dos pequeñas cimas separadas por un pequeño valle. La más baja
recibe el nombre de Mali Stol y la verdadera el de Velik Stol (algo tan
sencillo como pequeña y grande, nombre este último que es el que le dan los
vecinos del norte en su idioma). Allí, a 2.193 metros de altitud pero a refugio
del viento, disfrutamos de un largo y merecido descanso, dando cuenta de
nuestras provisiones y disfrutando de las vistas. Al ser entre semana había
poca gente. Mientras descansábamos también pudimos echar un ojo al libro
"Stol, mogočni sosed" (que podríamos traducir por "La Silla, poderosa
vecina"). Tanto me gustó que después lo he sacado de la biblioteca y me lo
he leído. A través de antiguas imágenes y relatos cuenta la historia del
alpinismo en esta montaña y más concretamente de este refugio, construido por
primera vez en 1910, quemado por los eslovenos durante la Segunda Guerra
Mundial para que no lo usaran los nazis y puesto en pie de nuevo en 1966. Una
vez recuperados, hicimos en quince minutos el asalto final a la cima. Frontera
con Austria, proporcionaba también espectaculares vistas sobre su región de
Carintia. La altura y la pendiente se empezaban a notar, así que comenzamos a
bajar, deseando poner pie en una tierra algo más firme. La bajada se hizo
larga, pero las piernas agradecieron mucho posarse al fin sobre territorio
plano, después de haber estado prácticamente ocho horas en duro funcionamiento.
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Solo me incorporé en la cama para ver mi destino al despertar |
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Empezando con ganas |
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Valvasorjev Dom |
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Un alto en el camino |
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Pues sí que está esto alto, ¿no? |
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No hacen falta comentarios |
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¡Un poco más! |
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Homenaje a un caído en la lucha contra los nazis |
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Prešernova Koča |
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Pan comido |
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