Mucho silencio ha habido aquí, tal vez por demasiado tiempo. El silencio se debe a una rutina en la que pocas cosas extraordinarias suceden. La vida en Zasip se limita a estar en casa, pasear a Kala y poco más, pues el frío ha llegado. Y ha llegado para quedarse (en Liubliana nevó el otro día a 20 de octubre, ¡a 20 de octubre!). Entre semana prácticamente sólo estamos aquí para dormir, ya que estamos trabajando en Liubliana, y los fines de semana no estamos haciendo mucho pues queremos no gastar mucho dinero, y por fin mejorar un poco nuestra situación económica, como parece que está sucediendo. Así pues, mi tiempo está casi totalmente dedicado a la enseñanza de español. Trabajo casi tanto como quería y esperaba, pero me cancelaron algunos cursos por falta de alumnos y eso me fastidió un poco las previsiones. Pero podría ser peor. Estoy trabajando en diferentes escuelas de idiomas y hasta en un colegio público, dando español a unos niños como una actividad extraescolar. Más que interesante la experiencia, de la que sin duda voy a aprender mucho. Además, me sigo formando para ello, y hace unos días volví al encuentro de profesores organizado por el Instituto Cervantes de aquí. Estuvo muy bien y pude conocer alguna gente nueva que está por Eslovenia.
La foto es tan mala como mi móvil esloveno, pero el bajista de Stage Bottles llevaba una camiseta de Kortatu |
Pero a lo que vamos. El miércoles pasado volví por fin a un concierto después de algunos planes frustrados. Volvió a ser en Metelkova y otra vez más en Menza. Fui solo, como hacía mucho tiempo que no iba a un concierto. Y todo por ver a los Stage Bottles, un grupo alemán de punk-oi del que había escuchado algo y me molaban bastante. Dentro del rollo son bastante conocidos y no podía desperdiciar la oportunidad de ver a un buen grupo, que aquí no hay muchas ocasiones para ello. No hubo mucho público, y eso que sólo costaba cinco euros. La noche la abrieron los locales G.U.B, un grupo punk de Liubliana. Tocaban bien, pero hacían un punk demasiado simple para mi gusto. Y luego los Stage Bottles, que empezaron como un tiro y se alargarían en el escenario durante una hora y media. Hacen un punk clasicote, no muy rápido, en inglés y con un toque especial gracias al saxofón. No fue el concierto de mi vida, pero sin duda lo disfruté.
De propina, el temazo con el que los descubrí y con el que abrieron el concierto: