jueves, 2 de diciembre de 2010

Volver, volver...

Volver a Madrid. Diez días bastante intensos, en los que he visto a muchísima gente (tal vez demasiada) y no he tenido tiempo para hacer todo lo que querría, he asistido al curso de formación para voluntarios de la Unión Europea como yo en un pueblo perdido de Málaga bastante curioso (buena gente y que me ha servido para ver que hay gente muy motivada con esto del voluntariado y así cargarme las pilas pues para mí a priori es algo un poco más secundario), me he cargado de libros de español para traerlos a Eslovenia, etc.

Esto es la zona de facturación del aeropuerto de Liubliana

Volver a Eslovenia. Esta vez tanto me fui como volví a través del aeropuerto de Liubliana, cosa que no ha sido habitual en mis idas y venidas a este país. El aeropuerto está bastante lejos de la capital (a veinte kilómetros más o menos), de hecho está más cerca de Kranj, la cuarta ciudad más importante de Eslovenia. Como es de suponer, es un aeropuerto bastante pequeño, pero eso tiene sus cosas buenas, como que no hay que esperar por nada. Se llama Jože Pučnik, que según Wikipedia fue uno de los grandes críticos de la Yugoslavia comunista y uno de los padres de la actual Eslovenia independiente. Me fui de Eslovenia con buen tiempo, y he vuelto a un lugar totalmente blanco y en el que no para de nevar. No es normal a estas alturas del año, como tampoco fue normal que nevara en Madrid en noviembre (supongo que fue para que me fuese aclimitando). Es muy bonito, eso es cierto. Lo que más me fascina de cuando nieva mucho es el silencio que hay en la calle, y también que el mundo me parece que se reduce a un simple decorado. Me parece "falso" todo a mi alrededor. Pero espero que vengan días mejores y toda la nieve se vaya, porque ya tendré tiempo de hartarme de ella. Una cosa que hice ayer "gracias" a la nieve fue quitarla de los alrededores de la casa de Monika. Supongo que no habíais pensado nunca en ello, pero sí, amigos, eso hay que hacerlo, y mucho. Te armas con una pala y a darle duro. La verdad es que es un ejercicio interesante y casi hasta entretenido, pero cuando lo tienes que hacer varias veces al día durante mucho tiempo supongo que tiene que ser cansino a más no poder. Y ayer también empecé el voluntariado. No sé muy bien qué decir, estuve un poco descolocado. La "directora" ayer no estaba, y la verdad es que porque ya conocía el lugar y a la gente que trabaja allí, sino creo que aún habría estado más perdido, porque no me explicaron mucho. Pero bueno, supongo que será cosa de irme acostumbrando. Por cierto, el sitio es una casa de acogida para niños (que no sé si lo había dicho antes o no) que se llama Kresnička (luciérnaga) y está en Lesce, un pueblo cerca del de Monini. Ayer lo que hice fue jugar al parchís esloveno con las niñas, ir a Radovljica (el pueblo de al lado) al centro del que depende Kresnička a hacer un taller y hablar en esloveno con las niñas. Son muy simpáticas, pero los niños cambiarán muy a menudo, ya que sólo están allí por períodos cortos. 

La carretera de Zasip


Volver a escribir el blog. Joder que pereza me ha dado después de casi dos semanas sin hacerlo... Espero que no se repita. Y volver a adaptarme a estar aquí, que aunque parezca mentira se necesitan unos días y se vuelve a echar de menos a tu gente.

2 comentarios:

  1. Demasiada gente? Para eso me dejo los cojones apareciendo a las mil desde aravaca? Muy bonito...

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  2. Quería decir que da rabia no poder disfrutar más tiempo de la gente. Me encantó verte...

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