Ayer estuvimos de "semituristeo" por Bled, aunque en realidad ya he estado tantas veces allí que no me considero turista (Bled está a quinientos metros de Zasip; de hecho desde la ventana de la habitación de Monika hay geniales vistas del castillo). Pero, como precisamente porque he estado muchas veces tal vez nunca hablaría de Bled en el blog, voy a aprovechar la visita de ayer para hacerlo. La gente erasmus de Huelva que conozco vinieron por aquí, así que aprovechamos el buen día que hacía (no como hoy, que todo el valle está lleno de niebla) para hacerles compañía. La verdad es que no hicimos mucho más que dar una vuelta al lago (que es muy típico para hacer en Bled y que no es moco de pavo, ya que son más de cuatro kilómetros) y comer. Bled es, sin ninguna duda, el lugar más famoso y turístico de Eslovenia. Y creo que es merecido. Es realmente bonito, y te lo sigue pareciendo aunque lo hayas visto muchísimas veces. Su fama se debe al lago glacial y la isla que hay más o menos en el medio del lago. Para ir a la isla puedes pagar doce euros porque te lleven en barca o alquilar una y remar tú mismo (yo hice esto último el verano del año pasado). En la isla hay un restaurante y una iglesia, en la que la tradición es tirar de la campana y pedir un deseo, que supuestamente se cumplirá. Yo en su día no pagué los tres euros que te cuesta el deseo. Tal vez lo haga en el futuro. Muy bonito también es el castillo de Bled, que está en lo alto de una gran pared rocosa en uno de los lados del lago. Por dentro está bastante restaurado y tiene un museo y otras cosas, pero por lo que más vale la pena es por las vistas sobre el lago. Además, Bled tiene una larga tradición de aguas termales y curativas, con lo que muchos hoteles tienen pequeños spas. Yo he estado en uno un par de veces y la verdad es que estaría genial si no fuese porque el agua está "fría". En resumen, que parece el destino turístico perfecto, y lo es, por lo cual también es bastante caro. Respecto a la comida que también decía que hicimos, hay que destacar el postre, la Kremsnita, tarta típica de Bled. Es bastante similar a una milhojas, pero con la crema dividida en dos incluyendo vainilla. Está muy rica, y Monika me obliga a comerla regularmente (¡aunque no tanto como a ella le gustaría!). Podría hablar mucho más sobre Bled, pero no quiero ser pesado. Podéis ver muchas fotos en mi facebook.
La clase del viernes fue bien. Me la había preparado bastante, pero aún así hubo cosas mejorables (como siempre, en realidad). Estuve hablando con la directora, que es una persona bastante seria pero que parece profesional, y me dijo tanto las cosas que le habían gustado mucho como las que no le habían gustado nada. Total, que el viernes voy a repetir con el mismo alumno (que es un "famoso" esloveno) como si fuese una segunda oportunidad, aunque ya no estará ella observándome. Yo creo que me cogerá, porque sino no tiene mucho sentido, pero ya veremos. En cualquier caso, estoy aprendiendo mucho de la experiencia. En la otra academia empiezo el martes. Por cierto, una cosa que no comenté por aquí que hice fue que estuvimos cogiendo castañas en el bosque, típico para hacer aquí al comienzo del otoño. Y después te las comes asadas. Liubliana está lleno de puestos de castañas asadas. ¡Y Kala apenas llora ya!