Aquí las fiestas de Semana Santa son bastante diferentes, tanto respecto a las costumbres como a los propios días festivos. Esta celebración cristiana aquí tiene un aire mucho más familiar que en España, recordándome en algunos momentos incluso a la navidad, salvando las distancias. Por lo que respecta a las tradiciones, además de las obvias, todo se reduce al desayuno del Domingo de Resurrección, con sus huevos cocidos previamente decorados, su jamón y su desagradable rábano picante. Pero para los eslovenos tiene mucha importancia, así que después de este desayuno fue cuando nos montamos en el coche para hacer una pequeña escapada (aprovechando que el lunes posterior es el único día festivo en el calendario esloveno en estas fechas) a un valle marcado por cosas tan dispares como la Primera Guerra Mundial y el mundo fantástico de Narnia.
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El valle del Soča tiene dos caras muy distintas |
El valle del So
ča (Isonzo en italiano) es una de las pocas partes de Eslovenia que aún me quedaban por visitar. Es uno de los principales ríos eslovenos, naciendo en los Alpes julianos y recorriendo todo el oeste del país hasta cruzar a Italia y desembocar en el mar Adriático. Es muy famoso para la práctica del
rafting y por sus aguas de color esmeralda. A pesar de que la distancia en línea recta no es mucha desde Bled, se encuentra al otro lado de los Alpes, por lo que en carretera hay que realizar casi cien kilómetros. La ruta habitual sería sin salir del país, pero a estas alturas del año
el puerto de Vršič aún estaba cerrado por la nieve. Así que tuvimos que tomar un pequeño desvío hasta Tarvisio para desde ahí ascender el puerto de Cave del Predil (Predel para los eslovenos). Se trata de un puerto pequeñito en el que se encuentra un lago precioso del mismo nombre, el cual me quedé con muchas ganas de ver el año pasado cuando visitamos esos lagos cercanos a Tarvisio. En los 1.156 metros de su punto más alto se encuentra una frontera más entre Eslovenia e Italia. De vuelta en territorio esloveno hicimos un par más de paradas para admirar y fotografiar un par de bonitas fortalezas de montaña. La primera de ellas tiene el nombre de Predel. Data de tiempos napoleónicos y actualmente se encuentra en ruinas. Un poco más adelante está la de Kluže, construida en los mismos tiempos pero en buen estado de conservación y actualmente un museo, después de ser importante durante las dos guerras mundiales. Bajando hacia el valle del Soča también pudimos dejar a un lado la subida a Mangart, la carretera a más altitud de Eslovenia y que no estaría nada mal probar alguna vez sobre la bicicleta.
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Lago del Predil, en Italia |
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Fortaleza de Predel entre las montañas, en Eslovenia |
Ya abajo se encuentran dispuestas a lo largo de la carretera principal, rodeadas de montañas, las tres grandes localidades de la zona: Bovec, Kobarid y Tolmin. La naturaleza en todo el valle es espectacular, aunque nosotros tuvimos dos días totalmente nublados y algo pasados por agua. No pudimos disfrutarlo en todo su esplendor, pero en estas condiciones también tenía otro tipo de encanto. En las localidades en si mismas hay poco que ver, muy afectadas por diversos terremotos más o menos recientes. El gran reclamo de la zona es la naturaleza y las actividades al aire libre. Para que os hagáis una idea de su belleza pensad que buena parte de la segunda entrega de Las crónicas de Narnia se rodó en las orillas del río junto a Bovec (localidad en la que nos hospedamos en uno de los numerosos apartamentos turísticos que hay). Quien me iba a decir a mi que visitaría este lugar cuando muchos años atrás vi la película en el cine. Otro factor que marcó para siempre la historia de este valle fue su importancia durante la Primera Guerra Mundial. El frente del Isonzo fue uno de los más duros de la Gran Guerra, en el que las fuerzas italianas y austrohúngaras combatieron hasta doce batallas sangrientas en las montañas colindantes a lo largo de dos años. La última, la batalla de Caporetto (así es como llaman los italianos a Kobarid), fue la única que ganó el Imperio Austrohúngaro, pero eso bastó para que fuera la decisiva y trasladar el frente a territorios hoy italianos. Así pues, resulta obvio pensar que el valle está marcado por diferentes restos de la época, ya sean trincheras, cementerios o iglesias conmemorativas. Muchos de ellos se encuentran agrupados en un recorrido turístico que se llama "Pot miru" ("camino de la paz").
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Las aguas esmeralda del Soča bajo el
puente de Napoleón en Kobarid |
A ver muchas de estas cosas dedicamos nuestro tiempo, empezando por el museo de Kobarid, probablemente el museo más famoso de Eslovenia y que contiene numerosos restos de aquel horror de comienzos del siglo XX. El museo no es muy caro y está bastante bien, pero teníamos expectativas tan altas que acabó siendo un poco decepcionante. No en vano recibió varios premios de la Unión Europea en el año 1993. Otro de los puntos calientes de Kobarid es el osario en torno a la iglesia de San Antonio, elevado sobre la localidad y que guarda los restos de muchos de los soldados italianos caídos durante las batallas. Para finalizar, mencionar que Kobarid es el lugar natal del famoso poeta esloveno Simon Gregorčič y que Ernest Hemingway escribió su "Adiós a las armas" basándose en sus vivencias en el frente. Dejamos Kobarid, la cual por cierto tiene un aire mucho más italiano que Bovec, que aún es totalmente alpina, y paramos en la carretera que las une, para ver la cascada Boka, la más caudalosa de Eslovenia. Este caudal depende del momento y aunque la visitamos en una buena época no tuvimos suerte.
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Museo de Kobarid |
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Osario italiano en la iglesia de San Antonio |
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Cascada Boka, con poca agua |
Al día siguiente continuamos con la tercera de estas tres localidades, todas ellas situadas en el límite del Parque Nacional del Triglav, Tolmin. Como en el núcleo urbano tiene poco que ofrecer nos dirigimos a un horrible camino de montaña que se adentra en el Parque Nacional y por el que lo pasé bastante mal al volante a lo largo de varios kilómetros. El suplicio mereció la pena porque, además de varios búnkeres de la Segunda Guerra Mundial, pudimos apreciar que en acontecimientos tan horrorosos también hay espacio para la belleza. En el corazón de las montañas de esta zona se encuentra la iglesia conmemorativa de Javorca, construida por los soldados austrohúngaros en 1916 en un marco espectacular y que contiene los nombres de los soldados caídos en las zonas cercanas. Se trata de un monumento único en Eslovenia, al presentar el estilo de la Secesión vienesa. Precioso. Cerramos el viaje de la mejor manera posible.
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La iglesia conmemorativa de Javorca, espectacular |
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Su interior, más de lo mismo |