domingo, 18 de noviembre de 2012

Laško

Eslovenia es un país católico. Pero el 31 de octubre es un día festivo, el Día de la Reforma. Tal vez haya mencionado esto ya en el blog, pero ello se debe a que el primer libro publicado en Esloveno fue uno religioso del pastor protestante Primož Trubar. He aquí la respuesta a esta incongruencia. Además coincide con el también festivo 1 de noviembre y todo ello se aprovecha para las vacaciones escolares llamadas "Krompirjeve počitnice", una semana entera en la que no hay clases. Todo ello se traducía en una semana descargada de trabajo para mí, y eso había que aprovecharlo. Nuestra situación económica empieza a ir mucho mejor, y por fin nos empezamos a pemitir cosas que antes no podíamos. Y la verdad es que da gusto. Así pues, dicho 31 de octubre decidimos utilizarlo en descubrir un lugar de Eslovenia. Bueno Monika ya lo conocí. Yo solo de paso en el tren. El lugar en cuestión era Laško. Si por algo es conocida esta localidad, de poco más de 5.000 habitantes, es por la cerveza. Y es que la cerveza más famosa del país se llama Laško y se empezó a producir en este pueblo ya en 1825. Eslovenia tiene dos tipos de habitantes: los que beben Laško y los que beben Union, la otra cerveza del país (ésta con sede en Liubliana; de hecho, la fábrica está en mi calle). Hay sus disputas en torno a ello, pero lo más gracioso de todo es que Union pertenece a Laško. El poder de la fábrica cervecera es obvio. De hecho, el pueblo está lleno de estatuas relacionadas con la cerveza y/o subvencionadas por la empresa. Además, en julio tienen uno de los festivales más populares del país, "Pivo in cvetje" (cerveza y flores), el cual mucha gente me ha recomendado visitar. 

La "Kralj" de la cerveza

Pero no solo de cerveza vive Laško. Es un lugar bonito, pero como siempre digo, solo para visitar. Se encuentra encajonado entre montes y partido en dos por el cauce del río Savinja, un importante afluente del Sava y que pocos días después de nuestra visita casi anega parte de la ciudad en las recientes inundaciones por toda Eslovenia. Tiene un casco antiguo importante, aunque algo muerto, ya que la ciudad siempre ha tenido cierta riqueza. Nosotros dimos un paseo por el centro, bonito pero muy muerto, y es que apenas había un bar o un par de tiendas. Para culminar la parte cultural de nuestra visita subimos al castillo, por una ladera medio cubierta de nieve. El castillo parecía muy grande desde abajo, pero resultó ser muy chiquitín. Por supuesto, totalmente reformado gracias al dinero de la cerveza. Actualmente es un restaurante, al que quisimos encontrar la entrada pero no lo conseguimos. Nos comimos los bocadillos que llevábamos preparados con las vistas sobre la ciudad y a continuación emprendimos la bajada para la segunda parte de nuestra visita, la de relax. Porque Laško también es muy conocido por sus aguas termales. Tiene un balneario dividido en dos partes, una dedicada a la salud y otra al recreo. Nosotros nos decantamos por la parte más recreativa. Por cierto, no lo he dicho, pero si fuimos a Laško es porque los trenes los días de festivo tienen un 30 % de descuento en los billetes de ida y vuelta, y además la empresa nacional de trenes tiene un descuento en la entrada a algunos balnearios (como este) al presentar el billete de tren. Al ser un día festivo había bastante gente en el spa, incluyendo unos cuantos italianos. Nos costó encontrar tumbona, pero a la hora a la que fuimos alguna gente se empezaba a marchar. Estuvimos unas cuatro horas, menos tiempo del previsto, y es que a pesar de que el centro estaba bien (en el interior era un espacio único con una cúpula espectacular), el agua no estaba tan caliente para nuestro gusto. Además, obviamente, la mayor parte al aire libre no estaba disponible, así que apenas pude probar toboganes. Bueno, tampoco los había tan espectaculares. Así, ya anochecido, nos marchamos al tren de vuelta, con el cansancio típico después de estar unas cuantas horas en remojo.

De abajo arriba...
y de arriba abajo
Con el susodicho Trubar en Laško

Agüita

domingo, 4 de noviembre de 2012

Ljubljanski maraton

Hace justo una semana, el 28 de octubre, se celebraba la decimoséptima edición del maratón de Liubliana. Como toda prueba de este tipo había tres distancias posibles: los 10 kilómetros, el medio maratón o el maratón completo. Desde que vivo en Liubliana salgo a correr, tampoco con gran asiduidad pero sí con cierta frecuencia. Mi lugar de "entrenamiento" no es otro que Rožnik. Así pues, decidí dar un paso adelante y apuntarme a los 10 kilómetros. Lo hice todavía en agosto, pero aún así me costó 30 euros (al menos después me darían una camiseta y una bolsa de deporte conmemorativa). Siempre he pensado por qué lo hacen tan tarde. Podría ser un par de semanas antes y el tiempo sería mucho mejor. Llegada la mañana del 28 esto fue lo que me encontré al despertar:


Llevaba unos días acojonado por la predicción. Sí, daban nieve, pero, joder, esto era otra cosa. Aunque pensándolo con calma, mejor así que el diluvio ininterrumpido que había caído los días anteriores. No podíamos rendirnos. Cogimos un taxi desde casa hasta el centro. Por cierto, era la segunda vez que cogía un taxi en Liubliana (y la otra fue desde el aeropuerto y porque me lo pagaban). Los taxis son muy baratos aquí, en torno a los 0,70 € el kilómetro y solo puedes cogerlos si los llamas o en las paradas. Cuando llegamos al centro aquello ya estaba lleno de gente. A las 8 y media era la salida de los 10 kilómetros. Un poco de calentamiento y hacia la salida con Teja, una amiga que también iba a correr esta distancia. A pesar de la nieve que caía y el frío había muy buen ambiente. Para mí era la primera vez en participar en una cosa de estas, así que no sabía muy bien en que zona colocarme. Mi objetivo, bastante modesto, era hacerlo en menos de una hora. Así que nos pusimos en la zona de hasta 55 minutos. Una vez dada la salida tardamos aún 5 minutos en cruzar la línea y comenzar la distancia. Después de un kilómetro para calentar decidí acelerar y correr con mi propio ritmo hasta la línea de meta. No dejé de adelantar a gente hasta el final, cientos y cientos. Durante la carrera disfruté un montón. A pesar de los charcos y la nieve no acabé húmedo, excepto en los pies (y aún así, me sirvió para lavar las zapatillas). Había una gran cantidad de gente, las estampas con la nieve eran realmente bonitas y en algunos puntos había música, en directo o no, que realmente te motivaba. En uno de esos puntos estaba la cantante Manca Špik, que justo cantaba su éxito "español" "Baila, baila, baila" (juzgad vosotros mismos). Nunca había corrido diez kilómetros, por lo que los últimos me preocupaban un poco, pero fue sin problemas. Al adelantar a tanta gente tenía curiosidad por mi tiempo, pero acabé cruzando la meta sobre los 57 minutos. Después de todo me había colocado correctamente en la salida. En este vídeo se puede ver el momento en el que cruzo la línea (soy el idiota de azul con un gorro rojo que hace ademán de levantar la mano): 

 

Viendo los resultados oficiales, hice un tiempo de 52:21, ocupando el puesto 647 de más de 1800 hombres en la distancia. No está nada mal para la primera vez. Fue una experiencia increíble y que sin duda repetiré en el futuro. Espero que en distancias mayores.