Demasiado tiempo. Soy consciente de ello. Son cosas que pasan cuando se tienen muchas casas y ninguna, que no se encuentra el tiempo necesario para echar el freno, sentarse y reflexionar. La Navidad este año la
pasé entera en Eslovenia y pude confirmar que no se celebra
tanto como en España, o al menos no en todas las familias. Cosas comunistas. Se
me hizo bastante raro no celebrar Nochebuena, pero al menos este año nos
tomamos las uvas gracias al canal internacional de TVE, que a menudo lo veo en
Zasip. Eso fue lo de mayor interés que hicimos en Nochevieja, porque a la mañana
siguiente nos esperaba el largo camino a casa. Es decir, a Madrid. A las cinco de la mañana nos
levantamos para ir a Lesce a coger el tren a Liubliana. Y en esta ocasión la
novedad fue que cogimos un transfer desde
Liubliana directo a Marco Polo (el aeropuerto de Venecia) con la empresa
eslovena DRD. La verdad es que somos idiotas, porque es la forma más barata y rápida
de hacerlo, pero hasta ahora no la habíamos considerado. Unas dos horas y media
de viaje por 25 euros, y es bastante fiable (aunque a la vuelta, que también
hicimos lo mismo, fue un tanto surrealista). Hicimos el tradicional vuelo
Venecia – Madrid, pero esta vez fue con Easy Jet por primera vez, porque los
imbéciles de Vueling han quitado este vuelo. Me gustaría saber por qué, porque
siempre iba lleno. Pero bueno, con Easy Jet sale más o menos igual de precio. Nunca
he contado por aquí cuando he estado en España, pero esta vez me apetece decir
algo, porque las visitas van escaseando y cada vez lo echo más de menos.
Estuvimos una semana, en la que vimos a multitud de gente (no lo puedo evitar y
tengo que ver a todo el mundo aunque sea cinco minutos) y simplemente hicimos
un viaje a Daimiel a visitar a Silvia después de su reciente marcha de
Eslovenia. Claro está, aprovechamos para ver las Tablas de Daimiel. Además de esto,
compras, roscón de Reyes y poco más. Volver a Eslovenia me ha costado mucho más
esta vez. Supongo que por varios factores: que llevo más tiempo aquí y mis
visitas son más escasas (aunque prometo que en 2012 va a haber muchísimas más que el año
pasado), que mi casa de Madrid ya tenía terminada prácticamente la reforma y
que Monika esta vez vino conmigo, por primera vez desde que vivo aquí.
En Las Tablas de Daimiel |
Desde que he vuelto, lo mismo de siempre. O casi. La rutina
de trabajar y pasar muy poco tiempo por casa (Zasip), porque ya no tengo
descuento en los trenes al haber cumplido los 26 años y es mucho más caro. Así
que he aprovechado para quedarme unos cuantos días en casa de nuestro antiguo
vecino en Liubliana o en casa de un amigo español que hice hace algunos meses y
con el que cada vez tengo más trato. Aitor se llama. En una de esas fuimos a la
inauguración de una exposición fotográfica en la Galería Nacional eslovena
coorganizada con la embajada española, donde pude comer queso manchego y jamón
por la patilla. La exposición se llama "La mirada en el otro", y ya ha estado
en varios lugares reuniendo diferentes fotos de Premios Nacionales de Fotografía.
No la vi completa, y la verdad es que no me pareció muy interesante, pero hay
fotos de gente bastante conocida como Ouka Leele o Alberto García-Alix. Yo es
que no soy muy fan de la fotografía. Y aparte de esto hay dos novedades muy
importantes en nuestra vida. La primera es que ya no tenemos coche. Al Daewoo
Matiz últimamente siempre se le estaba rompiendo algo y suponía una sangría de
dinero que ya no nos podíamos permitir más. Así que con todo el dolor de nuestro corazón decidimos enviarle a mejor
vida. Es una putada estar sin coche, pero si no nos lo podemos permitir es en
gran medida porque por fin volvemos a vivir a Liubliana. Nada más volver de
España nos pusimos por fin en serio a buscar pisos, porque yo ya trabajo
bastante más, y después de tres días y de no haber visitado muchos dijimos que
sí a uno. Era barato y no está lejos del centro, así que a pesar de que es muy
pequeño y de otras carencias nos decidimos por él. Este mismo domingo nos
mudamos, así que ya contaré más sobre él.
Siempre te recordaremos, pequeñín. Inolvidables tus viajes a Italia, a Austria (subiendo ese horrendo puerto de montaña), a Croacia (saltándonos la frontera), etc. Descansa en paz, te lo mereces. |